Algunas veces nos suceden acontecimientos tristes…, personas a quienes amamos que se van de nuestras vidas, su cuerpo físico deja de existir o simplemente esa persona se aleja…, apartándose de nuestro pequeño mundo.
Rápidamente notamos que eso ocurre porque debe de ser así, para concluir un ciclo, cumplir un propósito, instruir una lección…, o recordarnos cuan valiosa es la vida que nos toca transitar en esta existencia. A veces incluso para descubrir quienes somos por nuestros propios medios, para sabernos más fuertes y valientes e inmortalizar un sentimiento.Hace no tanto concebí a mi alma quebrantablemente desnuda… ¿A quién no le pasó alguna vez el sentir una profunda angustia? Lo importante es no olvidar cuál es nuestra misión y que para ello tendremos que transitar innumerables experiencias. Algunas veces nos acontecen momentos que consideramos terribles, dolorosos y extremadamente injustos. Con el tiempo comprendemos que si no superamos estos retos nunca lograríamos realizarnos, desarrollar nuestro más amplio potencial, nuestra mayor fuerza, el poder inmenso de nuestro corazón; alcanzar la luz.Todo pasa por una razón en la vida.
Nada sucede por casualidad o por azar..., cada instante vivido pone a prueba los límites de nuestra alma y de nuestro aprendizaje. Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera estrecha, sin rumbo preciso, plana, cómoda y segura, pero empañada y sin razón, sin sentido alguno.Curiosamente de las cosas más sabias y lindas que alguien me enseñó es que “el mundo siempre está a nuestros pies” y no deberíamos sentir miedo por enfrentar las realidades, por intentar descubrir quienes somos y hacia dónde queremos ir.
Jamás podremos saber cuantas puertas deberemos cerrar en nuestra vida, ni cuáles serán las nuevas que descubriremos o aquellas que volveremos a abrir. Lo único certero e invencible es el amor. Ni el destino, ni los caminos, ni las decisiones que tomamos son irremediables, siempre hay una nueva oportunidad. Pero es preciso tener claro y muy presente que existen dos puertas que de ningún modo voluntariamente hay que cerrar: la puerta de la vida y la del corazón.
Mi voluntad es vivir cada instante mágico, nuevo y único en plenitud. Cada día es un regalo y somos nosotros quienes elegimos ser felices, es una cuestión de actitud. Nunca se sabe que puede pasar mañana, es el ahora lo que importa. Estar vivos implica ser conscientes que estamos a tiempo de no perder tiempo.
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